11 de septiembre de 2010

Con rumbo a São Paulo

Decidimos seguir en el camino, desde Foz de Iguaçu la meta es llegar hasta São Paulo en unos 5 días.
El camino un poco mas calentón y soleado, acompañado por los muchos tonalidades de verde, caídas de agua que lo invitan detenerse y la humedad de la región que se va haciendo más intensa y pegajosa. Nos toca pagar el primer peaje desde el ingreso a Brasil y que sorpresa nos llevamos, se deben pagar 7,7 reales, algo así como 4 dólares o 7.700 pesos colombianos.

En cuanto al costo de la gasolina, nos parece hasta ahora que no es el precio más alto que hemos pagado, aunque nos dicen que más hacia el norte el costo del combustible es mayor.
Llegamos a Prudentópolis cuidad de las chorreras gigantes, por primera vez nos toca enfrentarnos al portugués, porque en Iguazú la mayoría de personas tienen contacto con el argentino y hablan español o intentan hablarlo. Ubicamos el puesto de turismo y nos vamos a recorrer la zona. Cerca de esta ciudad, se encuentran centenares de caídas de agua diferentes cada una de ellas en lugares privilegiados y encerrados entre bosques de Araucarias y arboles nativos, que son descubiertas al final por el ensordecedor sonido. Cantidades de agua caen por precipicios y llegan pacificas a continuar su rumbo por el rio.


Unos pocos kilómetros más al norte mientras manejábamos llegando a Ponta Grossa, vemos unas grandes rocas, como perdidas entre la selva semi-tropical de la región. Nos acercamos a la entrada y nos encontramos con el parque estadual Vila Velha un hermoso lugar de formación rocosa que data de millones de años atrás cuando aún no había mar, los continentes se separaron y parte de esas rocas quedaron en otros continentes. La misma naturaleza, la lluvia y el viento, se han encargado de tornear y dar raras y bellas formas a estos gigantes trozos de piedras areniscas.
Acá en Brasil, hay grandes estaciones de servicio con mucho espacio donde se puede aparcar la Kombi y lugares con servicios sanitarios y comida. Esta noche como una de cuantas dormimos  a las afueras de Ponta Grossa, en compañía de grandes y ruidosos camiones a nuestro lado.
Llegamos a la ciudad de Curitiba, Organizada y bella, nos proporciona una grata impresión desde el ingreso. Por lo general cuando llegamos a una ciudad grande tratamos de buscar un lugar donde hospedarnos y parqueadero para la Kombi. Es muy difícil encontrar lugares seguros y agradables para acampar, no quedamos muy tranquilos al dejar la Kombi sola mientras conocemos, nosotros decimos, que no tenemos mucho, pero cada una de las cosas que tenemos la necesitamos y debemos tratar de cuidarlas lo mejor posible.
La ciudad cuenta con grandes espacios de zonas verdes muy bien organizados, hermosos jardines multicolores y lugares muy completos para ejercitarse.

Jardín Botánico.

Es pan de cada día ver personas haciendo ejercicio y disfrutando el privilegio de tener un pequeño bosque en medio de la ciudad. Gran ciudad cosmopolita, con museos y cientos de lugares interesantes por conocer.

Brasil es el primer país de nuestro recorrido en el que encontramos a las personas asiáticas hablando el idioma de adopción y no en el idioma natal y teniendo contacto entremezclados entre el resto de las personas, es que acá la buena energía se le contagia a uno rapidito y más aún esa energía hablada en portugués. El brasilero es muy amable, nos hacía falta sentir el trato exageradamente amable mientras se compra algo en una tienda, en un centro comercial, en un restaurante, ellos son muy serviciales y lo hacen con todo gusto.
Tomando camino nuevamente, nos acercamos hacia La cuidad de São Paulo. La via de entrada llena de camiones con cargas pesadísimas, nosotros contentos adelantamos a muchos de ellos, que nuevamente nos alcanzaban en las bajadas. El trafico es muy marcado y mas aún en estos momentos que hay arreglos en las vías. Notamos nuevamente un golpe en el motor, un sonido interno tal vez “pistoneo”, esperamos que como hasta ahora ha pasado lunita nos lleve hasta el destino final.
Gracias a los nuevos mapas del GPS que conseguimos por internet, logramos ubicarnos en un centro comercial, descansamos y planeamos el desenvolvimiento que debíamos tener en esta ciudad de 24 millones de habitantes, la cuidad más grande a la que nuestra Kombi nos ha llevado y ahora con algo inesperado todavía el clima esta un poco frio.