Después de una linda noche con Aurora Boreal salimos del lugar donde pasamos la noche hacia la frontera con Canadá tomando la Alaska Highway. Despacio vamos recorriendo kilómetros de carretera disfrutando de lo único que se puede disfrutar (Y que realmente nos encantó) la naturaleza. Para nosotros son hermosos los amaneceres y los anocheceres que hacen el día más largo y la noche más corta.
Las montañas que al subir a Alaska estaban desnudas muestran sus primeras capas de nieve. Muchos pájaros ya empiezan a volar al sur.
Ésta la gran sorpresa de la carretera, los grandes osos comiendo frutos de los arbustos que crecen por montones en la temporada. Con nuestra cámara casi que imposible fotografiarlos, pero es bueno el recuerdo de ver por el camino más de 10 osos que se movían con cautela para desaparecer de nuestra vista.
Whitehorse un pequeño pueblo a las orillas del rio Yukón. Como varias ciudades pequeñas de Alaska y Yukón en algún momento estuvo relacionado con la minería. Una ciudad un poco más grande que todas las que vimos después de salir de Alaska, simplemente la tomamos como punto de parada para seguir recorriendo al sur.
Buscando un lugar para acampar cerca de Whitehorse, llegamos a Takhini hotspring y el camping estaba cerrado por la temporada, pero una persona nos dijo que había un lugar a 200 metros donde se podía acampar gratis frente al Rio Yukón. Ahí llegamos y la vista no podía ser mejor.
Una noche hermosa con todas las estrellas presentes. Hacía frío pero bien cubiertos no la pasamos mal. Además conseguimos un calentador de gas propano que nos ayuda a calentar la Kombi antes de acostarnos entre las dos bolsas de dormir.
Era un lugar perfecto para ver la Aurora Boreal, pero ese día no apareció. Lo que si pudimos disfrutar fue la noche con la luna reflejada en el río.
Vamos siempre mirando por el camino los Jonkers, deshuesaderos o desarmadurías si hay una Kombi como la nuestra. Paramos cuando vimos ésta en la vía, de pronto algo nos servía para lunita. Encontramos unas cositas pero no muy importantes.
Casi después de 500 kilómetros desde Whitehorse, llegamos a Watson Lake un pueblo que en el mapa ni se ve. Este lugar Sing Post Forest su principal atractivo.
En 1942 dos personas que vinieron a éste lugar a trabajar pusieron una placa que decía a cuenta distancia estaban de su casa. Después mucha gente empezó a hacer lo mismo hasta hoy que hay 75.000 placas. La gente pone placas de sus carros o recordatorios de su paso por esta carretera. Estuvimos tentados a dejar una de las placas de la Kombi, pero de pensarlo tanto nos arrepentimos.
Así entre pasillos de placas y recordatorios se pueden pasar varias horas mirando con curiosidad. Un buen punto para tomarse un descanso y continuar con el largo camino por recorrer.
Lugares como éste, muchos en el camino. Pocas veces pasan carros así que en la noche la oscuridad es absoluta. Lugares como estos son los que usamos para dormir en Alaska y Yukón en Canadá.
Con noches bastantes frías ya por debajo de 0ºC, hacíamos fogatas hasta que llegara la hora de dormir.
La región de Yukón es poco poblada, pasábamos por los pueblos sólo a poner gasolina; el resto de tiempo manejabamos muy lentamente disfrutando del paisaje y parando a hacer de comer junto a una fogata.
Área de descanso sobre la ruta. ¿Qué tal el paisaje?
650 kilómetros al sur de Watson Lake por la ruta 37, tomamos un desvío al occidente para visitar Stewart, famoso por los glaciares. Llegamos en un momento poco indicado con mucha lluvia y neblina y nos devolvimos sin ver ni un glaciar. Algo que nos pareció muy curioso de este lugar es que es frontera con Hyder (Alaska)-USA sólo está custodiada por Canadá y no existe puesto fronterizo de Estados Unidos.
En la ruta de regreso de Stewart la neblina se dispersa y aparece en la vista de la carretera el glaciar Bear.
Días bastante nublados nos acompañaron durante nuestro recorrido al sur. Mucha lluvia que nos hizo acordar de las goteras de la Kombi y poco sol que nos hace ir con la calefacción de gas prendida durante el camino, porque aunque no debería ser hace más frío dentro de la kombi que fuera de ella.
Después de pasar Quesnel ya en la Columbia Britanica de Canadá, tomamos el desvío hacia la ruta 26. Al llegar al antiguo pueblo minero de Bakerville, nos damos cuenta que está cerrado al público por la temporada. Afortunadamente la ruta es hermosa, con lagos que reflejan las montañas, árboles otoñales y lindos lugares para descansar.
Ahí entre los árboles y frente al lago Jack pasamos la noche. Al levantarnos la kombi estaba congelada al igual que el rocío de las plantas, debe haber bajado mucho la temperatura en la madrugada.
Al salir rumbo a Vancouver nos encontramos esta pareja de viajeros que vienen desde Alemania y pasaron su carro en barco hasta Washington, su idea llegar hasta Ushuahia. Él, un poco nervioso por el paso por los países de Centroamérica y nosotros tratando de tranquilizarlo. Como siempre le decimos a la gente que no conoce América Latina, “es más lo malo que se escucha que lo que realmente es”.