AL salir al norte nunca pusimos como final Alaska, ahora pensamos que fue un gran acierto llegar hasta acá. ¡Qué lugar mágico, conmovedor y emocionante!
Desde el paso por la frontera salimos rumbo a Fairbanks, una ciudad pequeña al norte de Alaska. Aunque pensábamos el clima estaría frío, nos llevamos una gran sorpresa, el sol nos calienta y más de lo que pensábamos. Un poco cansados después de tanto manejar la Kombi decidimos tomarnos un largo descanso en pocas palabras no conocimos mucho de ésta ciudad.
Ya en el viaje nos hemos acostumbrado a este tipo de acontecimiento “Que nos reciba en su casa el amigo de un amigo de un amigo” Así fue en Fairbanks, Gilberto Caleño con su familia Estadounidense nos reciben en su casa como amigos de toda la vida. Hace 25 años vive en esta ciudad y obviamente había mucho que contar.
A 90 millas de Fairbanks está señalado el inicio geográfico del polo norte. Nos dirigimos por esta ruta (La famosa ruta de los camioneros de la nieve de discovery que van hasta las petroleras del océano Ártico) pensando en llegar en dos horas. Al pasar unos 30 km de ruta la carretera ya no tiene pavimento y las montañas se tornan muy pronunciadas, tanto, que manejamos en primera por mucho tiempo. Este viaje de 2 horas, se convirtió en un viaje de casi 8 horas pensando en cómo sería una varada.
Ver esta gasolinera nos alegró mucho, ya teníamos poca gasolina y por nuestra cabeza cruzó el pensamiento de quedarnos sin gasolina. Ésta fue la gasolina más cara que pagamos en Estados Unidos, 5.5 dólares por galón. Eran las 11 pm y aún la luz del sol sigue presente en el firmamento.
Con un poco de luz que teníamos seguimos hasta cansarnos y llegamos a un camping gratuito del estado a 60 millas del letrero del Círculo Polar Ártico. No sabíamos cómo eran las predicciones de la aurora boreal para el día, pero ya nos habían dicho que era bastante difícil verla en verano así que aunque estábamos alertas, nos distrajimos un poco haciendo la comida. Aun despiertos a la 1 de la mañana y mirando hacia donde se esconde el sol nos tocan la ventana una señora que también acampaba ahí y nos dice “NORTHERN LIGTHS” salimos del carro y vemos el más increíble espectáculo de la naturaleza, la fuerza del sol que entra por los polos “LA AURORA BOREAL” y nosotros mirando en sentido equivocado!!!!
Por hora y media luces verdes, naranja y rojas serpentearon por el cielo. Podemos decir que es uno de los momentos más especiales del viaje, de esos que te ponen la piel de gallina y te hacen filosofar por meses.
Después de ese camino difícil ¡si que valió la Pena! y hasta que las luces no se escondieron no nos fuimos a la cama.
Y ahora si, después de una buena experiencia llegamos al paralelo de longitud 66º 33' norte, el Círculo Polar Ártico. Parada obligatoria de todos los viajeros que pasan por la ruta hacia el océano Ártico. En este territorio ya los árboles no se ven y la luz del sol no se oculta por completo en verano. En algún momento de nuestra vida pensábamos que este lugar estaría nevado, pues no, en verano no hay nieve en el polo norte.
A unos pocos metros del aviso del inicio del Polo Norte hay otro camping gratuito del gobierno, allí pasamos el resto del día y la noche, sacamos nuestro mapa y ya siendo lo más al norte que vamos a llegar, empezamos a planear el regreso.